miércoles, 20 de diciembre de 2017

Equidistancia y prejuicios

Es habitual, tanto en personas que hayan compartido una emociología o en aquellos que han vivido por completo separados de ellas, que no perciban la faceta manipuladora subyacente a sus distorsiones. E interpreten los conflictos que generan como un simple choque de intereses.


En el caso catalán, tan de actualidad, se habla mucho de diálogo entre las partes, como si se tratase de un problema de empecinamiento recíproco. O de falta de cesiones mutuas, como si todos los planteamientos fuesen igualmente aceptables y se precisase para resolverlo que todos cedan en algo.

Un planteamiento que se ve tanto en alguna gente de la izquierda que ha compartido durante décadas gran parte de las distorsiones nacionalistas, como en gente que no ha tenido contacto alguno con las emociologías (gente de países donde no existen...). Unos no se han librado por completo de los prejuicios, los otros no los reconocen.





Quienes conocen de cerca las emociologías, suelen denominar a este tipo de planteamiento de equidistancia: tratar un problema de manipulación (en este caso, prejuicios supremacistas y falta de respeto hacia las minorías) como si fuese una mera cuestión de falta de comunicación o choque de intereses, colocando al mismo nivel al maltratador y a su víctima, lo que no resulta razonable ni justo.

En el caso del nacionalismo, una vez se ha visualizado que el nacionalismo es perjudicial, lo siguiente es reconocer que la equidistancia le da una aceptación que no merece, es decir, reestructurar también la distorsiones filonacionalistas.

Por ponerlo con un ejemplo, frente a un caso de machismo, que tristemente todos entendemos, nos resulta obvio que la solución no es que cedan ambos. Ni les exhortaríamos al diálogo. Nos resulta obvio que no es un problema de empecinamiento mutuo y que no hay cesión por ambas partes que lo pudiese  resolver, el machista siempre volvería a agredir. Es un problema de distorsión supremacista y la única solución es combatir los prejuicios (se combaten los actos y prejuicios machistas, no es un choque entre hombres y mujeres). 

 

Esto hace que sea muy importante incorporar el concepto de emociología. Para poder utilizarlo en el diagnóstico de los conflictos y diferenciarlos de las situaciones de mera falta de comunicación o choque de intereses. Y poder plantearse un tipo de respuesta distinta, firme pero sin agresividad. Con diálogo, negociación... por supuesto. eso siempre está ahí, pero conscientes de que el problema de origen es de manipulación y hay que evitar cesiones frente a las presiones irrespetuosas. Lo que la psicología denominaría una respuesta asertiva.



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