domingo, 30 de octubre de 2016

El cambio era esto, madurar



Interesante la investidura de ayer.


Rajoy reanuda el trabajo 

Empieza a tomar posiciones y a marcar qué se necesita para que la legislatura sea constructiva. En su línea. 
Si el jueves, ligero, celebraba el fin del proyecto investidura, ayer volvía al trabajo, serio y claro, duro en el fondo. Ya está en marcha el proyecto XII legislatura y su maneras son las de siempre.
 



Sánchez cae como vivió, enredando con el populismo 

Ahora tocaba jugar con la "militancia directa". Irresponsable, indiferente al daño que causa, penoso pero afortunadamente ya fuera de juego.



Lo único: conviene no olvidar lo básico. La democracia directa no es más que una variante del populismo, que funciona porque nos hace sentir importantes.




El PSOE ¿cuando arrancará con autoestima? 

Lo que han hecho es correcto y constructivo. Solo falta que se lo crean. Y recorran con orgullo un camino que puede ser grande, tienen mucho que llevarse a cambio de hacer algo positivo, de facilitar la gobernabilidad. 
Tantos años pastando en la crítica fácil y el eslogan automático del malo-PP-malo que ahora les cuesta reconocer una comida sana. 




Iglesias, Rufián, Matute y otros chicos del montón... en el país de nunca jamás 

¿Qué decir ante sus despropósitos? Hay quienes juegan demagógicamente con cuentos populistas. Estos lo llevan tan al extremo que parecen creérselos. 
No habrá problema mientras los partidos de gobierno no les den cancha... como intentó hacer Sánchez o como hizo Mas en Cataluña. 



Esto era el cambio 
En diciembre pasado, tras la primera legislatura Rajoy, no encontrábamos aun a mitad del camino. 
El cambio es que los partidos de gobierno se alejen de la demagogia populista de izquierdas y nacionalista. Que ahora es ya sólo cosa de chicos, como debe ser, de los chicos del montón. Rechazada por el resto.
Y el PSC ya no da miedo. Resulta hasta tierno proponiendo ir en coalición con Colau. Como Peter Pan, queriendo seguir siendo chicos.



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Nota 1: (31 Oct 2016) Quizá se pudiese incluir en el cambio una cierta mejora en la higiene frente a la corrupción. Desde una apertura de ventanas (no bloqueo a la labor policial y judicial) hasta la incorporación de nuevas medidas preventivas, de control y punitivas.
Pero no el tratamiento populista de la corrupción. Con la caracterización ventagista de grupos como los malos: "la casta", "la corrupción del PP"...

  

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